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Una antología de la Asociación Prometeo de Poesía

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Poesía de Siempre      San Juan de la CRUZ


San Juan de la CRUZ







La antología Poesía de Siempre se ha preparado con 50 poetas de lengua española contenidos en el libro Poetas del pasado, de Juan Ruiz de Torres, más otros seleccionados, ilustrados y comentados por distintos antólogos cualificados, en varios países.

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BIOGRAFÍA.
Fontiveros, Ávila (España), 1542-1591. Su nombre original era Juan de Yepes. Estudió en la Compañía de Jesús, pero ingresó en la Orden de los carmelitas en 1563, y cursó estudios en la Universidad de Salamanca hasta ser ordenado sacerdote en 1567. Sus intentos de reforma le hicieron sufrir prisión en Toledo, en 1577, donde compuso, según la tradición, los versos del Cántico espiritual y algún otro poema. En 1584 inauguró el convento de Granada, terminó el Cántico espiritual y la Subida del Monte Carmelo, y escribió la Noche oscura del alma y la Llama de amor viva, que constituyen toda su obra. Murió en Úbeda en 1591. Fue canonizado en 1726, y declarado doctor de la iglesia en 1926. (Enrique Valle)


CÁNTICO DEL ALMA (fragmento)

I
En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salir sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras, y segura
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras, y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
ni otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba,
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche, que guiaste;
oh noche, amable más que la alborada;
oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de el almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme, y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado:
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado...


COMENTARIOS
Al tiempo que desaparece en Salamanca el agustino Fray Luis de León, lo hace en el convento carmelita de Ubeda el frailecico Juan de Yepes, místico como aquél, pero que elevó a nivel hasta hoy inalcanzado el género poético que traduce esa singular postura existencial. Más que la perfección formal, es la intensidad extraordinaria del decir lo que eleva su poesía. Al mismo tiempo, la estructura doctrinal que revela el análisis a fondo de sus versos no es en modo alguno obra de la casualidad de un arrebato; en ellos se encuentran perfectamente definidos los grados de elevación al éxtasis místico -la dejación del mundo real, la desaparición de ese mundo, la entrega final-. Sus Canciones del alma, inspiradas en el Cantar de los Cantares, breves que son, siguen siendo fuente de asombro y admiración para el lector. (Juan Ruiz de Torres)