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Muestra s.XXI   Ricardo SILVA ROMERO


Ricardo SILVA ROMERO







Los interesados pueden encontrar más información sobre los poetas incluidos en esta Muestra Siglo XXI de la Poesía en Español en la base de datos I.R.P.E., actualizada hasta mediados de 2004 y que permite búsquedas paramétricas (36 parámetros) sobre 4700 poetas de la lengua castellana.
Ver detalles en: I.R.P.E. versión 2.0

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  Análisis Arquetípico
   

BIOGRAFÍA.
Bogotá (Colombia), 1975. Estudios de literatura, Máster en Cine y Televisión. Dramaturgo, cuentista, novelista, columnista. Dirige la pána www.ricardosilvaromero.com (2002). Poemario publicado: "Terranía" (2004), premio del Instituto de Cultura y Turismo.

Correo electrónico: webmaster@ricardosilvaromero.com
Página web: www.ricardosilvaromero.com


ME SIENTO EN EL BORDE DE LA CAMA, frente a nada,
como si el único sentido de mi vida -eso es: de esto se trata-
fuera guardar el sueño profundo de María.

Preserva, Dios, su cara de niña en la orilla del tiempo,
y dame la vida para decirle "sí" a sus palabras sueltas,
para recibirla al final de sus pesadillas injustas,
para salvarla del frío que rueda por las ventanas
de estas tres habitaciones en tregua.
No te dignes responderme si merezco
estar aquí, en su madrugada, en el suspenso
de su respiración, de su frente sin fiebre,
de sus gestos perdidos en el cielo de los gestos,
porque las voces ajenas le dan tanto miedo
como los pasos en el piso de arriba.

Si sólo puedes dar un paso, si sólo te queda un deseo,
protege a mi María de la noche.

(2003; de "Terranía", 2004)


ASISTE, DESDE MAÑANA, a todas mis escenas.
Sé testigo de mi vanidad, de mi orgullo, de mi envidia.
Escóndete debajo de las camas, detrás de las puertas,
en los descansos mal iluminados de las escaleras,
mientras trato de serle fiel a mi propio personaje.
Adviérteme, en la tras escena de mis hábitos,
los lugares comunes que visito.

Llena mi vía de señales de tránsito secretas,
"Gire con precaución", "Bifurcación", "No pase",
o deja caer algo, un lápiz, una taza de té vieja,
si pierdo la cabeza en los bordes de mi cuerpo,
si me abrigo con la ropa de los días perdidos,
si las mismas melodías no llegan, en paz, a mis oídos.
Recuérdame -a las 2 y 12 se olvida el principio-
la fidelidad sagrada a las palabras.

No debo perder mi vida. Debo quedarme quieto.
Mis instintos se aferran a una rutina, Dios,
porque no tengo otra manera de sanarme.

(2003; de "Terranía", 2004)